“Yo
pienso que el rico quiere tener cada día más: ese es uno de los
mayores problemas.”
Mi nombre es Gloria y
nací en Calí, Colombia, donde me crié y crecí. Abandoné mi
tierra en el año 1992 y vine a España con el propósito de buscar
una vida mejor, ya que el sueldo que ganaba ahí era poco y no me
alcanzaba para pagarme la carrera. Considero que a textos así hay
que ponerles todo el empeño posible, así que expondré mis ideas
sobre España y Colombia.
Cuando
vine a España existían los skinheads,
que eran una tribu urbana a la que le tenía mucho miedo, ya que
fomentaban el racismo. Una vez oí una noticia que decía que los
skinheads
habían asesinado a un “negro” por su color de piel. Desde ese
momento, podía llegar a cambiarme de acera o salir corriendo si veía
a alguien con la cabeza rapada. España en esos tiempos no tenía
grades porcentajes de extranjeros, por tanto era bastante raro ver a
personas muy morenas como yo por la calle. Pero, realmente, yo nunca
he sufrido agresiones racistas o cosas similares. De hecho, se me ha
tratado muy bien.
Algo
que me impactó bastante de España fue la presencia de una clase
media, es decir, personas que se pueden permitir ciertos “lujos”
sin ser necesariamente ricas. En Colombia no es así. O eres muy rico
y vives en “lugares privilegiados” o eres muy pobre y apenas
tienes dinero para las necesidades básicas de la vida. Además, los
ricos son avariciosos, cada día quieren tener más, lo que hace que
la desigualdad allí sea descomunal, hasta el punto de que es fácil
encontrar a niños descalzos por la calle pidiendo dinero o robando.
He aquí otra cosa que me sorprendió de este país: la ausencia de
gamines. Aquí, ver a niños sin hogar pidiendo dinero no es común.
De hecho, existen los comedores sociales, los cuales ayudan a gente
que no tiene dinero para cubrir sus necesidades. Aun así, yo sigo
encontrando en España adultos pidiendo en la calle, la mayoría de
ellos extranjeros, lo cual me hace pensar en lo horrible que debe ser
esa situación. [...]
Otra
cosa que me impactó de España fue la seguridad que siento al andar
por la calle. En Colombia, es fácil que te roben, ya sean los
gamines o cualquier otra persona que quiera o que necesite dinero. Es
arriesgarse mucho si vas por la calle con una cadena de oro. En
cambio, aquí eso es muy poco probable. Aunque esa sensación de
seguridad por Madrid, no siempre es buena. Una vez iba yo caminando
por una de sus calles estrechas con una amiga cuando, de repente, un
coche se paró enfrente de nosotras. Salieron dos chicos, uno de
ellos con un machete enorme que me escandalizó nada más verlo.
Recuerdo perfectamente cómo empecé a gritar en busca de ayuda.
Ellos le quitaron el bolso a mi amiga pero yo me resistí. Llegó la
policía justo cuando el chico estaba amenazándome con el cuchillo.
Jamás me podré explicar por qué no le quise dar el bolso. Estaba
considerando más importante el bolso que mi vida. Nunca se sabe cómo
se va a reaccionar ante una situación de pánico. Yo reaccioné así,
posponiendo la lógica en una situación en la que más la
necesitaba. Y aunque sé que esto no es frecuente en España, esa fue
la primera vez que me robaron. Quería usar este ejemplo para mostrar
que la confianza y la supuesta “seguridad” a veces pueden ser
traicioneras.
Por último, me
gustaría hablar brevemente de cada país. Todos los países tienen
sus cosas malas y sus cosas buenas. De España, adoro la nieve y el
cambio de estaciones. También, me encanta la comida y el hecho de
que se acompañen todas ellas con agua. Añoro, aún así, las frutas
tropicales de mi país y el manjar blanco que hacía mi abuela sobre
las cáscaras de coco.
Me acuerdo, también, de la diferencia allí en Colombia entre el colegio público y el colegio privado. En el público, las clases son demasiados estrechas para 30 o más alumnos y hay un solo profesor para todas las materias. En cambio, el privado suele tener un profesor para cada materia y recuerdo que, al que yo fui, era femenino únicamente. Se intenta dividir a las personas para que no puedan interactuar entre ellas. Pero algo similar está pasando aquí, en España. La existencia de “guetos” hoy en día cada vez es más predominante, donde se separa a personas extranjeras, fomentando así la desigualdad. Una desigualdad que llevará al racismo, algo que ya no debería ni existir. Ese racismo surgirá a raíz de no tener costumbre de ver a alguien que es diferente a ti y a los que te rodean. ¿Ser diferente es algo malo? No, no lo es. Nosotros mismos, al separarnos, estamos cambiando esa definición y haciendo que sea malo algo lo que supuestamente nos debería unir más. Lo diferente es mejor, porque nos ayuda a conocer más cosas de las que estamos acostumbrados a ver. Todos somos diferentes y tenemos algo que aportar. Por el simple hecho de ser de otro color no se puede discriminar a alguien y alejarle de la sociedad. Yo misma soy una extranjera, una inmigrante, porque no he tenido más remedio que venir en busca de otra vida mejor. Y tuve que dejar todo lo que tenía allí, mi carrera y mi familia. El simple hecho de imaginarme que, nada más venir, te rechacen y sumen otra preocupación más a tu día a día es horroroso. Espero que algún día nos demos cuenta de que en realidad todos somos del mismo lugar, de la Tierra.
Me acuerdo, también, de la diferencia allí en Colombia entre el colegio público y el colegio privado. En el público, las clases son demasiados estrechas para 30 o más alumnos y hay un solo profesor para todas las materias. En cambio, el privado suele tener un profesor para cada materia y recuerdo que, al que yo fui, era femenino únicamente. Se intenta dividir a las personas para que no puedan interactuar entre ellas. Pero algo similar está pasando aquí, en España. La existencia de “guetos” hoy en día cada vez es más predominante, donde se separa a personas extranjeras, fomentando así la desigualdad. Una desigualdad que llevará al racismo, algo que ya no debería ni existir. Ese racismo surgirá a raíz de no tener costumbre de ver a alguien que es diferente a ti y a los que te rodean. ¿Ser diferente es algo malo? No, no lo es. Nosotros mismos, al separarnos, estamos cambiando esa definición y haciendo que sea malo algo lo que supuestamente nos debería unir más. Lo diferente es mejor, porque nos ayuda a conocer más cosas de las que estamos acostumbrados a ver. Todos somos diferentes y tenemos algo que aportar. Por el simple hecho de ser de otro color no se puede discriminar a alguien y alejarle de la sociedad. Yo misma soy una extranjera, una inmigrante, porque no he tenido más remedio que venir en busca de otra vida mejor. Y tuve que dejar todo lo que tenía allí, mi carrera y mi familia. El simple hecho de imaginarme que, nada más venir, te rechacen y sumen otra preocupación más a tu día a día es horroroso. Espero que algún día nos demos cuenta de que en realidad todos somos del mismo lugar, de la Tierra.
Solo
existe una raza: la raza humana.
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