Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar, habladmedel olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.Recitadme un horizontesin cerradura y sin llaves,como la choza de un pobre.
Decidme cómo es el besode una mujer. Dadme el nombredel amor, no lo recuerdo.¿Aún las noches se perfumande enamorados con tiemblosde pasión bajo la luna?
¿O solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?Veintidós años... Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma... Escriboa tientas: "el mar", "el campo"...digo bosque y he perdidola geometría del árbol.Hablo, por hablar, de asuntos
que los años me borraron(no puedo seguir, escucholos pasos del funcionario)
Hubo momentos en el recital en que podía cortarse el silencio. Uno de ellos fue caundo Yaiza nos presentó este poema de Marcos Ana y puso voz a sus versos. Compartimos, también, su comentario.
Marcos
Ana, cuyo nombre real es Fernando Macarro (1920-2016), fue un poeta
español cuya vida se apagó hace unos meses. Fue arrestado en 1939
con solo 19 años por sus ideales, y permaneció en la cárcel un
total de 23 años. Liberado finalmente en 1961 por una acción de
Amnistía Internacional, pudo sacar a la luz lo que tantos años
había permanecido escondido: sus poemas. En ese lugar umbrío y en
soledad encontró la inspiración para expresar en sus versos todo lo
que sentía. Ha publicado numerosas obras y ha obtenido varios
premios gracias a su constante lucha por la libertad y los derechos
humanos.
Al
leer el poema puedo respirar el aire del miedo, el aire de la
soledad. Puedo saber qué fue y qué es para él ahora la vida.
Detalles que nosotros consideramos tan sencillos, tan cercanos... son
los que le daban ese aire dulce, y no amargo, con el que podía
sentirse a gusto. Pero Marcos Ana se pregunta: ¿cómo es un árbol,
un bosque, un campo? ¿Cómo es el amor? No existen tales recuerdos
ya en su memoria. El aire, el viento, el huracán del miedo y la
soledad se los ha llevado. Y vuelvo a repetirlo, son aquellas
sensaciones, son aquellas cosas que nos brinda la naturaleza lo que
realmente importa. Y no pidamos más y más, no dejemos que la
avaricia consuma nuestra pequeñez. Disfrutemos de los momentos que
forman parte de nuestro día a día; quién sabe si se desvanecerán.
Marcos
Ana vivió en una celda en la que no había más lenguaje que el
terror durante muchos años. Tuvo la necesidad de preguntar cómo
sería la vida allí fuera. Tuvo la necesidad de contarlo, de
transformar en vesos todas sus emociones. Él inmortalizó aquel
momento en el que no sentía otra cosa que inquietud y soledad, para
que nadie sufriera su mismo destino. Es un destino cruel. Son 23 años
sin poder siquiera admirar el sol, la nieve. Suerte la nuestra de
poder leer este poema y ser conscientes al fin de que la vida es un
sueño veloz que para y sigue, rie y llora, obstaculiza a algunos y
hace avanzar a otros; pero que, después de todo, está ahí.
Apreciar lo que es significaría saber disfrutar de ella.
Yaiza
M. (4º D)
La clase de 4º D
Y aún así nada aprendimos a juzgar por las acciones de los políticos que dicen representarnos y la ceguera cibernética con la que encarcelamos nuestras conciencias.
ResponderEliminarQue cierto todo ...que tristeza conocer datos de violencia y falta de libertad en ambos sexos ...hoy entran tod@s...precioso poema ..gracias por compartir..
ResponderEliminar