lunes, 27 de marzo de 2017

Entrando en el siglo XX: ¿el siglo de las mujeres?

Dejamos atrás el siglo XIX y entramos por fin en el XX. Reacia a presentar la literatura como una vertiginosa sucesión de generaciones, y convencida de que el punto de fuga de cuanto se escribe en el primer tercio del siglo XX es la guerra civil española, ando dándole vueltas a cómo articular este tramo final del curso. Del 98 al 36 el hilo conductor será la poesía: el objetivo, un recital y una antología comentada, en la que tendrán también cabida los y las poetas posteriores (y no solo de nacionalidad española). Del 36 en adelante, la narrativa. Y si bien constataremos que apenas hay novelista español contemporáneo que no haya escrito su relato sobre la guerra civil – Manuel Rivas, Julio Llamazares, Muñoz Molina, Almudena Grandes, Javier Cercas, Rafael Chirbes y un larguísimo etcétera-, preferiremos centrarnos en lo que escribieron quienes la vivieron, doblemente acallados por el exilio y un ominoso silencio que llega hasta hoy, hasta los programas escolares de este 2017: Sender, Max Aub, Arturo Barea, Chaves Nogales.

¿Y ellas?, nos preguntamos. ¿Y las mujeres? El lentísimo camino hacia la igualdad de derechos, de emancipación respecto del padre o esposo, de conquista del espacio público -la educación, el trabajo remunerado, la participación en la vida política- se vio brutalmente cercenado por la guerra y la dictadura. Curiosamente, es esta una parte de nuestra historia apenas conocida por las generaciones posteriores. Será ella, por tanto, la que nos sirva de umbral para poner el pie en el siglo XX.

Hemos arrancado esta tercera evaluación con el visionado en clase del estupendo biopic -y relativamente desconocido- dedicado a Clara Campoamor.



miércoles, 15 de marzo de 2017

Trabajo infantil... ¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?

Y surgió. Fruto de la coordinación sostenida a lo largo del curso entre las asignaturas de Historia y Literatura, fruto de las conversaciones también con Marta, profe de Tecnología, empeñada en poner las herramientas que brinda su área al servicio de algo que merezca la pena ser difundido, fruto también de la complicidad con Magdalena, profe de Valores Éticos y tutora de uno de los grupos de 4º de ESO, surgió en este fin de trimestre en una de las clases un proyecto de trabajo de carácter interdisciplinar. 
 
De las diversas miradas en contrapunto que habíamos ofrecido entre el ayer y el hoy, entre la Europa del Realismo y la Revolución Industrial y el mundo de este siglo XXI, una de las más lacerantes es la persistencia del trabajo infantil. Teníamos ganas -o más bien necesidad- de indagar más a fondo.

jueves, 9 de marzo de 2017

#9M Razones para una huelga


No, la LOMCE no se ha paralizado. Y sí, habrá reválidas y tendrán efectos. Los recortes persisten y las apelaciones gubernamentales al Pacto cada vez se parecen más a una maniobra de distracción masiva.

Tras unos años frenéticos de huelgas, manifestaciones y encuentros en que se reclamó de manera unánime la derogación de la LOMCE, la confianza colectiva en que el Ministro Wert y su ley tenían los días contados era absoluta. Aguardábamos su demolición con la misma certeza con que se aguarda un eclipse.

Pasó la fecha prevista, y gran parte de la ciudadanía ha dado en creer que el acontecimiento esperado ya tuvo lugar. ¿De dónde proviene ese espejismo? Porque lo cierto es que la LOMCE sigue en vigor y las reválidas siguen su curso.

Una implantación tan estrepitosamente chapucera nos llevó quizá a creer que aquello no podían ser sino los últimos estertores de una ley que nacía muerta. ¿Cómo iba a ser posible tanto despropósito? Por otra parte, tanto el Presidente Rajoy como el Ministro Méndez de Vigo no escatimaron maniobras de distracción vendiendo como una marcha atrás del Gobierno lo que no era sino la primera fase de lo que ya estaba en la ley: que en este curso 2016-2017 la superación de las reválidas no sería condición necesaria para la obtención del título de la ESO o de Bachillerato.

Lo cierto es que ni la LOMCE se ha derogado ni las reválidas se han suprimido.



jueves, 2 de marzo de 2017

Más sobre El lector: una reflexión

Sara sintió la necesidad de escribir algo sobre la novela tras el coloquio. Estas son sus palabras.


El lector es un libro en el que el protagonista tiene una relación sentimental con Hanna, una mujer fría y distante. Michael descubre posteriormente que Hanna ha estado trabajando en campos de concentración de las SS.

Si no se profundiza en la historia que nos cuenta Bernhard Schlink puede parecer que es una simple novela de amor, un tanto retorcida. Pero si dejamos de leer las palabras superficialmente podremos, realmente, fijarnos en los dos puntos clave del libro.

Por un lado, el analfabetismo de Hanna nos ayuda a reflexionar sobre el conflicto entre el orgullo y la vergüenza (Hanna prefería ser condenada a que descubriesen su secreto) y la justicia, el hacer lo que piensas que es lo correcto aunque así "perjudiques" las decisiones de otros (Michael no sabía si decirle al juez que llevaba el juicio que Hanna era analfabeta, porque ello significaría no respetar la decisión de Hanna de mantenerlo en secreto).

Además, otra escena breve y que en realidad podríamos haber pasado por alto es el trayecto que hará Michael hasta el campo de concentración. Él hace autostop y se sube al coche de un hombre que, seguramente, haya estado relacionado con el Holocausto en la Alemania nazi. Este hombre nos relata el punto de vista de toda la generación de alemanes que vivió esa época, que hizo oídos sordos a esa barbaridad, y que se resguardan tras la excusa de seguir órdenes. Este es el punto clave de todo el libro.