domingo, 8 de septiembre de 2019

En torno al currículo de Literatura Universal (y 2)

Estrecho, muy estrecho se nos queda por tanto el marco establecido por el Real Decreto. Por otra parte, el acuerdo es ya absoluto a la hora de cuestionar el enciclopedismo de los currículos, en un afán que quizá tuviera sentido en el siglo XVIII, pero que hoy por hoy es imposible de sostener. Se nos hace necesaria, por tanto, una organización de la materia que combine la irrenunciable incorporación de esas otras literaturas hasta ahora expulsadas de la escuela, con nuevos criterios de presentación de los textos que vayan más alla del repaso cronológico de la historiografía literaria universal. Ello no significa, en absoluto, renunciar a la historia: antes bien, la lectura en contrapunto de obras procedentes de diferentes contextos históricos y culturales permitirá atender a recurrencia de ciertos temas y motivos, así como las diferentes respuestas a los grandes interrogantes de la condición humana y a la evolución de las formas literarias a lo largo de la historia.

Por lo tanto, de los dos bloques de contenidos elegiremos el primero -Procesos y estrategias- como eje vertebrador de nuestra programación. A él supediteremos la aproximación a diferentes momentos culturales y artísticos, a determinados autores y obras. La selección es inevitable.

La organización de contenidos gira en torno a un serie de secuencias didácticas o "constelaciones literarias" cuyo eje vertebrador es un tema (el poder, la paternidad, la violencia hacia las mujeres), un género (el cuento, la poesía), un "tono" (el suspense, el humor), etc. De entre las muchas secuencias diseñadas será el alumnado quien vaya escogiendo, en cada momento del curso, el tema o hilo conductor por el que se siente más inclinado.

En torno al currículo de Literatura Universal (1)

Este año tengo la inmensa fortuna de dar, por segundo año consecutivo, la Literatura Universal de 1º de bachillerato. Mi programación habrá de ser, una vez más, heterodoxa. Trataré de explicar por qué.


El currículo se organiza en dos bloques de contenidos de desarrollo muy desigual. El primero -Procesos y estrategias- propone la lectura, interpretación, análisis y valoración de fragmentos y obras. Pretende ser una suerte de introducción a la materia. El segundo, muchísimo más extenso, se detiene en el estudio cronológico de los grandes periodos y movimientos de la Literatura Universal (sic). Desde el origen de los tiempos hasta el teatro del absurdo.

Basta sin embargo una rápida ojeada al currículo de la asignatura para constatar que de él están ausentes las mujeres; que de él están ausentes los pueblos no occidentales. Ni la más leve alusión a la literatura africana o asiática. Ni mención siquiera a lo escrito después de los años 50 del siglo pasado, momento en que al fin la voz de las mujeres y las voces no occidentales empiezan a tener acceso a los circuitos de publicación. Seguimos hablando de literatura universal cuando se trata única y exclusivamente de literatura occidental masculina.