lunes, 12 de septiembre de 2016

Currículo de Lengua Castellana y Literatura 4º ESO (II)

Bloque 3: Conocimiento de la lengua

"El bloque Conocimiento de la lengua responde a la necesidad de reflexión sobre los mecanismos lingüísticos que regulan la comunicación, y se aleja de la pretensión de utilizar los conocimientos lingüísticos como un fin en sí mismos para devolverles su funcionalidad original: servir de base para el uso correcto de la lengua." De esta manera se justifica en el preámbulo del Real Decreto la orientación que debe darse al bloque Conocimiento de la lengua. Dos reflexiones:

  • Una. Legislatura tras legislatura, reforma educativa tras reforma educativa, las disposiciones oficiales insisten en su apuesta por los enfoques comunicativos. Y, sin embargo, la reflexión sobre la lengua acaba por reducirse en muchas aulas al etiquetado exhaustivo de palabras y oraciones sin otro fin, al parecer, que pasar de manera airosa el siguiente examen. Las únicas justificaciones que suelen escuchar los estudiantes cuando preguntan el porqué de tanta disección es que "el análisis sintáctico les ayuda a amueblar la cabeza" o que "lo necesitarán en selectividad". Mientras no acertemos a poner la reflexión metalingüística -imprescindible- al servicio de la reflexión sobre los usos (para resolver problemas de comprensión de textos orales y escritos, para mejorar la composición y revisión de las propias producciones, para estimular la reflexión interlingüística, para valorar los efectos que determinadas elecciones sintácticas y léxicas tienen sobre los receptores, etc.) estaremos contraviniendo hasta la propia ley: los desarrollos curriculares -incluso el de la LOMCE- dan cobertura en las aulas a enfoques mucho más innovadores que los que acaban por imponer las inercias docentes. Por ello es decisiva la "traducción" que tenga este bloque de contenidos en las evaluaciones de fin de etapa. Mientras  aparezca una sola pregunta con el tradicional análisis sintáctico, una mayoría aplastante del profesorado quedará convencida de que se trata de seguir haciendo lo mismo de siempre.
  • Dos. Sorprende que se insista de nuevo en que la "funcionalidad original" de este bloque es servir de base al "uso correcto de la lengua". Más que de usos correctos o incorrectos convendría hablar de usos adecuados (o inadecuados) al contexto, la intención comunicativa, la relación entre los interlocutores, el canal, etc. Pero además, creemos, convendría ir subrayando también la necesidad de un viraje ético en la educación lingúística y literaria (y aun en la educación a secas). Porque no basta con perseguir la eficacia comunicativa  si no es sobre la base de unos planteamientos éticos, respetuosos con los interlocutores y orientados al bien común: dominar el lenguaje para engañar, manipular, ofender, humillar o someter no parece que sea un objetivo deseable de la educación lingüística.

Los contenidos de este bloque se organizan en torno a cuatro ejes: la palabra (se subraya la diferencia entre significado y sentido y los mecanismos de prefijación y sufijación); las relaciones gramaticales (y aquí se habla de los límites sintácticos y semánticos de la oración compuesta); el discurso (desde una perspectiva que a nuestra manera de ver se agota en la gramática del texto y no incorpora las aportaciones de la Pragmática, la Sociolingüística, el Análisis del Discurso, etc.; y, en epígrafe aparte, variedades de la lengua, abordadas desde una perspectiva exclusivamente teórica.

Ojalá nos equivoquemos, pero mucho nos tememos que sigan teniendo mucho mayor peso los enfoques formales de la lengua sobre los enfoques comunicativos. En cualquier caso, recordemos: solo 2 de los 103 "estándares de aprendizaje evaluables" hacen referencia al tradicional análisis sintáctico. Confiamos en que las herramientas de evaluación efectivamente puestas en juego respeten en este punto las prescripciones legislativas y no den más peso en las aulas a contenidos que no lo tienen en la ley. No echemos luego la culpa al currículo al lamentarnos de sentirnos "obligados" a dedicar un tiempo infinito y precioso a tareas que a menudo se nos antojan estériles. El libro de texto NO es el currículo. 
 




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