Las
competencias básicas han de hacernos... ¿competentes o
competitivos?
La
LOMCE lo tiene claro: "El
nivel educativo de los ciudadanos determina su capacidad de competir
con éxito en el ámbito del panorama internacional y
de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro".
La
Orden
ECD/65/2015, que desarrolla las relaciones entre las
competencias, los contenidos y los criterios de evaluación,
precisa: "Se
identifican siete competencias clave esenciales para
el bienestar de las sociedades europeas, el crecimiento económico y
la innovación,
y se describen los conocimientos, las capacidades y las actitudes
esenciales vinculadas a cada una de ellas."
¿Solo de las sociedades europeas? ¿El crecimiento económico es un bien en sí mismo? ¿Qué pasa con el parejo incremento de las desigualdades de que va acompañado y del agotamiento de los recursos de un planeta de límites finitos?
¿Solo de las sociedades europeas? ¿El crecimiento económico es un bien en sí mismo? ¿Qué pasa con el parejo incremento de las desigualdades de que va acompañado y del agotamiento de los recursos de un planeta de límites finitos?
El
hiato entre lo que por "competencia" entendíamos los
docentes de lenguas y la orientación que el término ha ido tomando
en las diferentes directivas auropeas desde el Consejo de Lisboa en
el año 2000 al Marco
estratégico Educación y Formación 2020 (ET2020)
pasando por el determinante informe
DeSeCo de la OCDE del año 2002, base de
las pruebas PISA, es evidente. En un
caso se pretende empoderar a los sujetos y hacerlos responsables de
sus propias vidas. En el otro, formarlos al dictado de las
necesidades de un modelo económico que no se cuestiona y cuyo
principio básico es la necesidad de competir.
El
riesgo que corremos, ahora que tanto se habla de pactos educativos, es que cuando al fin los enfoques comunicativos se
impongan en las aulas -por la fuerza de la razón o la razón de la
fuerza-, lo hagan no a favor de los estudiantes sino a favor de los
mercados. No hay que irse muy lejos.
Hace
dos cursos, el primero de la implantación de la LOMCE y el primero
también de las evaluaciones externas en 3º de Primaria, se
filtraron los exámenes de Aragón. En ellos encontrábamos al fin un "enfoque competencial".
Estas fueron algunas de las
preguntas:
¿Para
qué la competencia lectora y la competencia matemática? ¿Para
desenvolverse en un centro comercial entre sudaderas de 100 euros,
zapatillas de 90 y bicicletas de 1.500? Análogos ejercicios de
comprensión lectora y competencia matemática podrían plantearse
tomando en consideración la cantidad de residuos que generamos a
diario o las cifras de la desigualdad. El currículo oculto es cada
vez más diáfano.
Sin
embargo, la literalidad de la LOMCE, esquizofrénica entre lo que fue
su redacción inicial - imposible olvidar aquello de "competir con éxito en la arena
internacional"- y el maquillaje a que se vio obligada por el aluvión
de críticas que recibió, permite una orientación y su contraria. Leámosla,
pues, cuidadosamente, y veamos qué podemos hacer con estos mimbres.
Una programación LOMCE – se nos insiste una y otra vez- debe
atender de manera prioritaria tanto al desarrollo de las competencias
clave como a la incorporación de los denominados elementos
transversales del currículo.
En
cuanto a las competencias clave, definidas como
capacidades para aplicar de forma integrada los contenidos propios de
cada enseñanza y etapa educativa, con el fin de lograr la
realización adecuada de actividades y la resolución eficaz de
problemas complejos, se señalan las siguientes:
a)
Comunicación lingüística.
b)
Competencia matemática y competencias básicas en ciencia y
tecnología.
c)
Competencia digital.
d)
Aprender a aprender.
e)
Competencias sociales y cívicas.
f)
Sentido de iniciativa y espíritu emprendedor.
g)
Conciencia y expresiones culturales.
En
cuanto a los elementos transversales del currículo, y
más allá de los que se señalan como responsabilidad directa de las
administraciones educativas (a las que también habrá que pedir
cuentas), véanse los dos énfasis recogidos en sendos apartados:
“La
programación docente debe comprender en todo caso la prevención de
la violencia de género, de la violencia contra las personas con
discapacidad, de la violencia terrorista y de cualquier forma de
violencia, racismo o xenofobia, incluido el estudio del Holocausto
judío como hecho histórico.
Se
evitarán los comportamientos y contenidos sexistas y estereotipos
que supongan discriminación.
Los
currículos de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato
incorporarán elementos curriculares relacionados con el desarrollo
sostenible y el medio ambiente, los riesgos de explotación y abuso
sexual, el abuso y maltrato a las personas con discapacidad, las
situaciones de riesgo derivadas de la inadecuada utilización de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación, así como la
protección ante emergencias y catástrofes.“
“Los
currículos de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato
incorporarán elementos curriculares orientados al desarrollo y
afianzamiento del espíritu emprendedor, a la adquisición de
competencias para la creación y desarrollo de los diversos modelos
de empresas y al fomento de la igualdad de oportunidades y del
respeto al emprendedor y al empresario (¡sic!), así como a la ética
empresarial. Las Administraciones educativas fomentarán las medidas
para que el alumnado participe en actividades que le permita afianzar
el espíritu emprendedor y la iniciativa empresarial a partir de
aptitudes como la creatividad, la autonomía, la iniciativa, el
trabajo en equipo, la confianza en uno mismo y el sentido crítico.“
Sorprenden
determinados énfasis y el paso casi de puntillas por aspectos
esenciales de la Declaración Universal de Derechos Humanos, esos
cuya enseñanza en las aulas tanto combatieron quienes ahoran defienden la LOMCE. De ahí quizá que cuanto tiene que ver con la
detección de estereotipos, prejuicios y usos discriminatorios del
lenguaje no deje luego rastro en el currículo de Lengua y
Literatura, mientras que la empresa y el empresario están
omnipresentes en los currículos de... Filosofía.
Pero
está bien: hablemos de igualdad entre hombres y mujeres; explotación
y abuso sexual; violencia, racismo y xenofobia, sostenibilidad
medioambiental, ética empresarial. Con esto podemos echar a andar.
Evaluación
Unas
líneas finales para constatar una vez más cómo los decretos
curriculares, hasta el de la LOMCE, permiten ir bastante más lejos a
la hora de evaluar de lo fijado por las rutinas escolares:
"Para
poder evaluar las competencias es necesario elegir, siempre que sea
posible, estrategias e instrumentos para evaluar al alumnado de
acuerdo con sus desempeños en la resolución de problemas que
simulen contextos reales, movilizando sus conocimientos, destrezas,
valores y actitudes."
"El
profesorado debe utilizar procedimientos de evaluación variados para
facilitar la evaluación del alumnado como parte integral del proceso
de enseñanza y aprendizaje, y como una herramienta esencial para
mejorar la calidad de la educación. Asimismo, es necesario incorporar
estrategias que permitan la participación del alumnado en la
evaluación de sus logros, como la autoevaluación, la evaluación
entre iguales o la coevaluación. [...] En todo caso, los
distintos procedimientos de evaluación utilizables, como la
observación sistemática del trabajo de los alumnos, las pruebas
orales y escritas, el portfolio, los protocolos de registro, o los
trabajos de clase, permitirán la integración de todas las
competencias en un marco de evaluación coherente."
Por
último, y a propósito de las evaluaciones externas (reválidas) se
precisa:
"Las
pruebas serán homologables a las que se realizan en el ámbito
internacional y, en especial, a las de la
OCDE y se centran en el nivel de adquisición de las competencias.
Siguiendo las pautas internacionales, deberán ser cuidadosas en
cualquier caso para poder medir los resultados del proceso de
aprendizaje sin mermar la deseada autonomía de los centros, y
deberán excluir la posibilidad de cualquier tipo de adiestramiento
para su superación."
Escrito
queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario