lunes, 18 de diciembre de 2017

¿Cómo suscitar el deseo de leer?

Al final hemos acabado por volver a lo más sencillo: elaborar un pequeña lista fruto de una cuidadosa selección y llevar los libros al aula, presentarlos brevemente, mostrar las cubiertas, proponer algún juego que obligue a los potenciales lectores a detenerse en cada uno de los títulos...

 

Así hemos procedido a la hora de llevar a clase nuestra propuesta para la segunda evaluación. De los nueve libros -y un relato- que integran la constelación literaria titulada "Frente a la adversidad" -fruto de un trabajo en equipo de hace ya varios años-, cada grupo había de escoger dos o tres. Para propiciar que lo hicieran con un cierto conocimiento de causa dedicamos un par de sesiones a las actividades que se recogen en el epígrafe "Presentación para el aula": aventurar hipótesis a partir del título y la ilustración de cubierta, trata de emparejar títulos e inicios, ordenarlos cronológicamente por fecha de publicación... Al hilo de estas actividades algunos pedían saber un poco más de este o aquel libro. Así fue como en uno de los grupos "triunfó" el Réquiem de Sender, por más que yo les propusiera dejarlo para la lectura compartida y guiada en la tercera evaluación, quizá junto a la de El lector. Monstruo de ojos verdes y El guardián entre el centeno han interesado en ambos grupos, y aún andamos dudando con qué título completar la terna.


Entre tanto, hemos recurrido a la lectura en voz alta de los tráilers con que presentamos cada uno de los libros seleccionados, lo que ha dado pie para conversar sobre la importancia del título, las diferentes maneras de presentar al protagonista, los juegos con el tiempo y las anticipaciones o flashbacks, la voz del narrador o narradora, etc. No en vano la constelación combina un eje temático -la adversidad- y un eje formal -el arte de la ficción-.

Un par de sesiones en la biblioteca han hecho el resto. De la misma manera que cuando nuestros hijos e hijas aprenden a montar en bicicleta "ya sin ruedines" acompañamos sus primeros y titubeantes metros con la mano suavemente apoyada en un sillín, presta a agarrarlo con firmeza ante una eventual caída, pero presta también a soltarlo apenas vuelen solos, así hemos de acompañar -creemos- esos primeros y también titubeantes pasos con que los lectores no avezados se zambullen en la lectura de una novela. Poner en sus manos los libros y ofrecer espacios y tiempos para la lectura silenciosa y autónoma son a menudo condición sine qua non para que el milagro de la lectura sostenida pueda tener lugar entre quienes se declaran refractarios a la literatura. Este es el impagable valor de las bibliotecas escolares.

Nuestro deseo, una vez más, es tratar de conciliar la reivindicación de los libros que forman lectores, los libros "que merecen ser leídos", con el respeto hacia el horizonte biográfico y lector de sus destinatarios. Este afán está en la base de la apuesta por "constelaciones literarias", cuyos presupuestos aparecen de nuevo explicitados en la presentación de los materiales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario