Sandra nos traslada la experiencia de Irina, nacida en Bielorrusia hace 41 años. Creció en un país con ideas socialistas en una
familia católica. Desde los 3 años tuvo muy claro que algún día
saldría de su pequeña ciudad industrial cerca de Polonia para
viajar y vivir en diferentes lugares.
"Estáis locos por el consumo y no respetáis vuestro entorno"
Soy
inmigrante, llegué a España hace 9 años, y aunque he sufrido las
condiciones indeseables de todo inmigrante sin papeles, tenía
suerte, yo no estaba aquí por necesidad; yo lo había elegido porque
siempre me resistí a llevar la vida que estaba destinada para mí:
seguir viviendo en mi ciudad, tener siempre el mismo trabajo y
esperar a que llegara el verano para ver el sol. Me encanta el sol.
Crecí
como cualquier niña de mi país, sin que me faltara de nada, pero
apreciando lo que tenía. En España los jóvenes tenéis de todo y
no apreciáis mucho lo que tenéis. En el
colegio nos enseñaban a respetar y cuidar nuestro entorno; es
importante una sociedad sostenible. En mi pequeña ciudad nunca vi a
un niño tirar un papel al suelo, ni a mi madre tirar comida a la
basura. Quizás aquí en la escuela os enseñen muchos idiomas y
muchas matemáticas, mucho conocimiento… pero vivís locos por el
consumo y no respetáis vuestro entorno.
Trabajé
duro en una empresa de importación-exportación que podría haber
sido mi trabajo definitivo, pero yo quería salir de ese sistema. No
tenía nada que perder, siempre podría volver y seguir con mi vida
como la dejé. Así que cuando reuní el suficiente dinerito y un
visado de turista a Italia, porque para España no lo conseguí,
decidí coger mis maletas y descubrir el sur de Europa.
Viajé
tres días en autobús a Italia, y una vez en Milán cambié mi
destino a España. Cuando llegué a Barcelona me encontré sola sin
hablar castellano, ni siquiera inglés… Pero la gente es amable,
no tan fría como en Europa oriental, y me ayudaron. Conseguí
llegar a Madrid, donde vivían mis familiares y desde el principio
supe que tenía que trabajar en lo que fuera, que mi titulación
universitaria aquí no serviría para nada, y eso hice.
¡!!!!!!!!Joooo!!!!!!!!!!!!!!
¡Qué Luz hay en España, ya te puede ir todo mal, pero esta luz te da
fuerza para salir adelante!
Desde
que llegué a Madrid comencé a cuidar abuelitas. En mi país los
abuelos son cuidados por sus familias. Cuando se hacen mayores y no
pueden vivir solos, se incorporan a vivir en las casas de sus hijos.
Pero en España, los abuelos no quieren molestar a sus familiares.
Son encantadores. Salíamos
todas las mañanas a pasear y a juntarnos con sus amigas… Fueron
ellas con las que comencé a hablar en castellano. Me acuerdo de una
ellas, que mientras paseábamos me enseñaba a conjugar los verbos.
Fueron
estas abuelas las que me introdujeron en la cocina española. Me
gusta mucho vuestra comida. Sobre todo la cuchara. Ya empiezo a
cocinar lentejas y judías con el sabor español. Aquí las comidas
son muy sabrosas y con mucha grasa. Os gusta mucho la sal. Echo de
menos el sabor agrio de las comidas bielorrusas… Creo que tenéis
poca variedad de sopas, allí comemos mucha sopas de verduras, una
muy típica es la de remolacha (borsh
“clásico”) y panqueques de papas.
Siempre
me dijeron que los hombres españoles eran machistas, que miraban a
la mujer como algo suyo. Pero la verdad es que si pienso en las
personas que más me han ayudado, han sido hombres, y ninguno de
ellos ha tenido malas intenciones conmigo. Creo que el concepto de
hombre español que tienen en Europa está muy confundido. Y bueno,
ya ves, a final he terminado con un español. A uno
de mis mejores amigos españoles lo conocí con la intención de
intercambiar conocimientos de nuestros idiomas, él me ensañaba
castellano y yo le enseñaría ruso y polaco. La verdad es que él me
enseñó mucho más de vuestro idioma, siempre vio que a mí me urgía
aprender español.
Lo que
más me gusta de España es la variedad de este país. Es como muchos
pequeños países en uno solo. Viajar por España me sorprende cada
día más. ¡Tenéis tanta costa….! Desde grandes playas arenosas
hasta pequeñas calas sin tener que hacer muchos Kilómetros. Y
vuestro paisaje de montaña es impresionante. Es una maravilla
caminar por la montaña con el sol brillando.
En
España se sabe disfrutar, tanto de la fiesta como el descanso. Una
tradición que me gusta es la siesta. Es necesaria para poder vivir
tantas horas que tiene el día. En mi país anochece muy pronto por
lo que tampoco es costumbre ver a gente en las terrazas, con sus
cervezas o de fiesta hasta altas horas de la noche. Me gusta el
tiempo de ocio de España.
¿Regresar
a mi país? No creo. Claro que echo de menos a los míos. He vivido
momentos muy especiales en que no los he tenido a mi lado o en los
que yo no he podido estar con ellos. No pude ir a la boda de mi
hermana, ni ella asistió a la mía…pero gracias a Dios las nuevas
tecnologías te hacen tenerlos mas cerca. Además…
Me enamoré de un hombre español y aquí formé mi nueva familia. Me
gusta que mi hija sea española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario