- [...] Lo único que dije fue que me preocupan estos niños.- Déjalos, ya crecerán y tal vez lo que hicimos no haya sido en vano.- ¿Qué dirán cuando se enteren de esto que está pasando? ¿De este fin que les legamos sin querer?- No te preocupes. No se lo contarán y, si lo hacen, será de tal manera que nos les quedarán ganas de saber de nosotros. Lo tendrán que redescubrir todo por sí mismos.
Max
Aub, Campo de los almendros
"Aquellos
a quienes la guerra silenció con el exilio siguen hoy doblemente
silenciados y acallados en la escuela: el Sender de Mr. Witt en el
Cantón, que proyecta sobre la utopía cantonal de la Primera
República el clima político que percibía en la España de 1935 y
lanza un alegato inequívoco en defensa de la dignidad humana, del
valor de cada vida humana; o el Sender de Contraataque, un reportaje
de guerra que sobrecoge en su contención cuando sabemos que al hilo
de su escritura el novelista tuvo noticia del fusilamiento de su
esposa en Zamora. El Arturo Barea de La forja de un rebelde, una
trilogía que debiera ser lectura inexcusable en el bachillerato, en
las facultades de Historia y de Filología: la crónica de quien sin
renunciar a un claro y explícito emplazamiento político y moral –
esclarecedora radiografía de los prolegómenos y la realidad misma
de la guerra- no elude tampoco denunciar la barbarie de "los
suyos" ni reconocer la bonhomía de "los otros" cuando
la vida le da de bruces con una u otra, sin caer por ello en
impostadas equidistancias. O los Campos de Max Aub, pintura vívida
de la crueldad y el dolor que corta en tajos tantas biografías;
denuncia también del destino que a tantos compatriotas aguardaba más
allá de los Pirineos. "