jueves, 8 de junio de 2017

Nuestro libro, ya en la red: Collado Villalba, lugar de acogida

Uno de nuestros primeros trabajos del curso, aquellas Cartas marruecas del siglo XXI, está a punto de ver la luz. El Ayuntamiento de Collado Villalba lo publicará en papel en las próximas semanas. Antes de que el curso concluya hemos querido subirlo también a la red para dejar con él testimonio de esta andadura conjunta. Collado Villaba, lugar de acogida, ha sido el título definitivo. Disfrutadlo.






PRESENTACIÓN

¿Es posible encontrar puntos de intersección entre el horizonte de las obras literarias que propone el currículo escolar y el horizonte de recepción de los lectores adolescentes? Arrancaba este curso 2016-2017 y lo primero que nos deparaba el programa de Lengua y Literatura en 4º ESO era el acercamiento a la literatura española del siglo XVIII. ¿Qué podíamos hacer para ligar, en la estela de Paulo Freire, la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la relectura de la palabra y la relectura del mundo? De este afán surgió el proyecto que hoy da lugar a este libro.

En el siglo XVIII son muchos los escritores ilustrados que se valen de la ficción del viajero extranjero para describir con mirada crítica y constructiva las costumbres del propio país. Así Cadalso con las Cartas marruecas, Montesquieu en las Cartas persas,  Giovanni Paolo Marana en Las cartas de un espía turco o Goldsmith en The Citizen of de World.

Todos estos libros tienen un formato epistolar, es decir, consisten en un intercambio de cartas entre un viajero y sus corresponsales, hombres de diferentes edades y procedencias, en un intento de aproximación tanto intergeneracional como intercultural e interreligiosa. La premisa es que la razón, universal y común a todas las personas, debe permitir un diálogo fecundo que supere las diferencias geográficas y culturales. Este formato epistolar guarda estrecha relación con otro rasgo característico de la Ilustración, el perspectivismo, que entraña la voluntad de tratar de ver las cosas desde diferentes puntos de vista.
Esta "mirada extrañada", esta voluntad de aproximarse al propio entorno a través de los ojos de quien no ha naturalizado actitudes y comportamientos, ha dado lugar más recientemente a textos de cierta fortuna como Los Papalagi o la Carta del Jefe Seattle al Presidente de los Estados Unidos. Bien es verdad que mientras el primero parece ser, como las Cartas marruecas, un juego narrativo por parte del autor, en el segundo sí late la voz de quien se sitúa fuera de la civilización que critica.
¿Por qué no aprovechar este fecundo recurso literario? Puesto que el propio currículo invita a la creación de textos de intención literaria en la estela de los estudiados en clase, chicas y chicos de 4º ESO han construido colectivamente algo parecido a las Cartas marruecas del siglo XXI, protagonizadas ya no por viajeros ficticios sino por migrantes reales, y en las que se escucha al fin no solo la voz de los hombres sino también la de de las mujeres.
Como corresponde a este mundo inevitablemente globalizado y mestizo, quienes llegaron de fuera para afincarse en Collado Villaba no proceden ya solo de Marruecos, sino también de Ecuador, Bulgaria, Rumanía, Colombia y un larguísimo etcétera. ¿Qué hechos, costumbres, actitudes sorprenden al viajero que llega para quedarse, procedente de cualquiera de estos y otros muchos países? ¿Qué es lo que más añoran de lo que dejaron atrás? Y aquí, ¿se les recibe con los brazos abiertos o sufren actitudes de desconfianza y rechazo?
La tarea propuesta era relativamente sencilla. Cada estudiante había de conversar largo y tendido con alguien de su entorno que hubiera aterrizado en España procedente de otro país y que guardara por tanto memoria de lo que dejó y de lo que aquí le aguardaba. Se trataba de poner más tarde por escrito esas vivencias, prestando la propia voz a quienes han protagonizado experiencias dignas de ser conocidas y compartidas. Son sus contribuciones las que dan forma a este libro, que nos ha servido para constatar en qué medida tanto Collado Villaba como el IES María Guerrero son, en la mayor parte de los casos, cálidos lugares de acogida.
Vaya desde aquí mi cariño y mi gratitud a cada uno de mis alumnos y alumnas de este inolvidable curso 2016-2017, y mi agradecimiento también a quienes compartieron con ellos unas experiencias en que conviven, irremediablemente, el desgarro y la esperanza.
Gracias.

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