Uno de nuestros primeros trabajos del curso, aquellas Cartas marruecas del siglo XXI, está a punto de ver la luz. El Ayuntamiento de Collado Villalba lo publicará en papel en las próximas semanas. Antes de que el curso concluya hemos querido subirlo también a la red para dejar con él testimonio de esta andadura conjunta. Collado Villaba, lugar de acogida, ha sido el título definitivo. Disfrutadlo.
PRESENTACIÓN
¿Es
posible encontrar puntos de intersección entre el horizonte de las
obras literarias que propone el currículo escolar y el horizonte de
recepción de los lectores adolescentes? Arrancaba este curso
2016-2017 y lo primero que nos deparaba el programa de Lengua y
Literatura en 4º ESO era el acercamiento a la literatura española
del siglo XVIII. ¿Qué podíamos hacer para ligar, en la estela de
Paulo Freire, la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la
relectura de la palabra y la relectura del mundo? De este afán
surgió el proyecto que hoy da lugar a este libro.
En
el siglo XVIII son muchos los escritores ilustrados que se valen de
la ficción
del viajero extranjero para describir con mirada crítica y
constructiva las costumbres del propio país. Así Cadalso con las
Cartas
marruecas,
Montesquieu en las Cartas
persas,
Giovanni Paolo Marana en Las
cartas de un espía turco
o Goldsmith en The
Citizen of de World.
Todos
estos libros tienen un
formato epistolar, es
decir, consisten en un intercambio de cartas entre un viajero y sus
corresponsales, hombres de diferentes edades y procedencias, en un
intento de aproximación tanto intergeneracional como intercultural e
interreligiosa. La premisa es que la razón, universal y común a
todas las personas, debe permitir un diálogo fecundo que supere las
diferencias geográficas y culturales. Este formato epistolar guarda
estrecha relación con otro rasgo característico de la Ilustración,
el
perspectivismo, que
entraña la voluntad de tratar de ver las cosas desde diferentes
puntos de vista.
Esta
"mirada extrañada", esta voluntad de aproximarse al propio
entorno a través de los ojos de quien no ha naturalizado actitudes y
comportamientos, ha dado lugar más recientemente a textos de cierta
fortuna como Los
Papalagi o
la
Carta
del Jefe Seattle al Presidente de los Estados Unidos.
Bien es verdad que mientras el primero parece ser, como las Cartas
marruecas,
un juego narrativo por parte del autor, en el segundo sí late la
voz de quien se sitúa fuera de la civilización que critica.
¿Por
qué no aprovechar este fecundo recurso literario? Puesto que el
propio currículo invita a la creación de textos de intención
literaria en la estela de los estudiados en clase, chicas y chicos de
4º ESO han construido colectivamente algo parecido a las Cartas
marruecas del siglo XXI,
protagonizadas ya no por viajeros ficticios sino por migrantes
reales, y en las que se escucha al fin no solo la voz de los hombres
sino también la de de las mujeres.
Como
corresponde a este mundo inevitablemente globalizado y mestizo,
quienes llegaron de fuera para afincarse en Collado Villaba no
proceden ya solo de Marruecos, sino también de Ecuador, Bulgaria,
Rumanía, Colombia y un larguísimo etcétera. ¿Qué
hechos, costumbres, actitudes sorprenden al viajero que llega para
quedarse, procedente de cualquiera de estos y otros muchos países?
¿Qué es lo que más añoran de lo que dejaron atrás? Y aquí, ¿se
les recibe con los brazos abiertos o sufren actitudes de desconfianza
y rechazo?
La tarea propuesta era
relativamente sencilla. Cada estudiante había de conversar largo y
tendido con alguien de su entorno que hubiera aterrizado en España
procedente de otro país y que guardara por tanto memoria de lo que
dejó y de lo que aquí le aguardaba. Se trataba de poner más tarde
por escrito esas vivencias, prestando la propia voz a quienes han
protagonizado experiencias dignas de ser conocidas y compartidas. Son
sus contribuciones las que dan forma a este libro, que nos ha servido
para constatar en qué medida tanto Collado Villaba como el IES María
Guerrero son, en la mayor parte de los casos, cálidos lugares de
acogida.
Vaya desde aquí mi
cariño y mi gratitud a cada uno de mis alumnos y alumnas de este
inolvidable curso 2016-2017, y mi agradecimiento también a quienes
compartieron con ellos unas experiencias en que conviven,
irremediablemente, el desgarro y la esperanza.
Gracias.
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