Las
últimas semanas las hemos dedicado a la poesía. Hemos leído a
Machado, a Juan Ramón, a los del 27, a Miguel Hernández. También a
José Hierro y Luis Rosales, a Valente y Gil de Biedma, a Juarroz y Benedetti, a Szymborska y Gloria Fuertes. Hemos llenado la biblioteca de libros de poesía y
nos los hemos sacado al aire libre en busca de entornos lectores lo
más desescolarizados posible. Hemos tratado de huir de los
catálogos, del cómputo silábico, de la búsqueda y captura del más
recóndito recurso, del comentario ahormado que acaba por ahogar
nuestra voz.
Educación lingüística y literaria en 4º de Secundaria (a pesar de la LOMCE y sus reválidas).
jueves, 20 de abril de 2017
Leer poesía
Etiquetas:
educación literaria,
hábitos lectores,
poesía
lunes, 3 de abril de 2017
Del fin de siglo a la guerra civil: La Edad de Plata de la cultura española
La
educación literaria de adolescentes y jóvenes sigue confiándose, al menos en España, al estudio de la historia nacional de la
literatura. Ello hubiera debido propiciar la construcción paulatina
de un mapa de la cultura (occidental al menos) que diera cabida no solo a las
literaturas alumbradas más allá de las fronteras nacionales, sino a
las diversas manifestaciones artísticas (artes plásticas, música,
etc.) que entretejen vínculos en un mismo período. Sin embargo,
esta posibilidad desaprovechada de universalidad e
interdiscipinariedad se quiebra apenas cruzado el umbral del siglo
XX. Nos encontramos entonces con una rápida sucesión de
"generaciones" – generación del 98, generación del 14,
generación del 27, etc.- y una fugaz alusión a la guerra civil
española como causa de la "separación" de algunos de sus
miembros. Otras veces ni eso. El encaje de las piezas provistas desde las diferentes
áreas en un dibujo conjunto que permita la reconstrucción de una
atmósfera pasa a ser ya una absoluta quimera.
Los
hombres del 98 aparecen así confinados en el imaginario colectivo en
las postrimerías del siglo XIX, ligados a aquel "Desastre"
que acompañó su acceso a la mayoría de edad. Se desdibuja y se
olvida la fuerte presencia de Unamuno en la España de la 2ª
República o la de Antonio Machado en la literatura contemporánea de
la guerra civil así como la estrecha relación -sea de afinidad sea
de animadversión- entre algunos de los intelectuales que convivieron
en la España del primer tercio del siglo XX. No, no es la pérdida de
las colonias de Ultramar el acontecimiento determinante en la
biografía y la trayectoria literaria de aquellos escritores, y no
parece tener ya mucho sentido renunciar a una mirada que opte por las
"ondas largas" en la lectura del pasado frente a una
fragmentación que acaba reduciendo el estudio de la literatura
española de los siglos XX y XXI a un abigarrado compendio de
generaciones y autores.
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