El
pasado mes de diciembre invitamos a Pamela Palenciano a nuestro
instituto. En su monólogo No solo duelen los golpes comparte
la durísima experiencia de maltrato y violencia que sufrió por
parte de su pareja cuando era una adolescente. Por dos veces su
novio, Antonio, intentó matarla. Hasta entonces había vivido un
infierno sin ni siquiera haberle puesto nombre.
Solo
al cabo de muchos años pudo Pamela poner en palabras lo que había
vivido y decidió compartirlo con otros hombres y mujeres en forma de
monólogo teatral. Curtida en el teatro del oprimido, podemos afirmar
con rotundidad que Pamela es una actriz extraordinaria. A lo largo de
su actuación se desdobla en múltiples personajes, y entre ellos los
tres hombres que han sido importantes en su vida amorosa: tres
parejas y tres modelos de masculinidad muy diferente: Antonio, Lolo,
Iván.
El
monólogo nos llega a todos, hombres y mujeres, como un puñetazo en
en el estómago. A muchas mujeres, porque nos lleva a releer bajo una
nueva luz algunos episodios de nuestra biografía; a muchos hombres,
porque descubren, entre asustados y airados, que algunos de los
rasgos que Pamela dibuja en la masculinidad agresiva y arrolladora,
están también en ellos. Por ello es importantísimo el coloquio que se celebra a continuación, dirigido por Celia Garrido.
A
la sesión asistió el alumnado de 4º ESO y el grupo de Literatura
Universal de 1º de bachillerato, con el que acabábamos de trabajar
la constelación literaria de Encerradas: mujeres y literatura.
Hace
unos días, leyendo unas notas de una de las alumnas de este grupo
acerca de la película Las amistades peligrosas, tropecé con
unas reflexiones -que yo no había pedido- sobre el monólogo No solo
duelen los golpes. Le pedí permiso a Uma para compartirlas, y aquí
están.
No hay comentarios:
Publicar un comentario