"A partir de
1875, la cultura española emprende un camino ascendente que va a
llevarla muy pronto a un período de apogeo sin precedentes desde el
Siglo de Oro. [...] Entre 1875 y 1936 se extiende una verdadera
Edad de Plata de la cultura española durante la cual la novela,
la pintura, el ensayo, la música y la lírica peninsulares van a
lograr una fuerza extraordinaria como expresión de nuestra cultura
nacional, y un prestigio inaudito en los medios europeos. Los nombres
de Pérez Galdós, de Sorolla, de Unamuno, de Ortega, de Ramón y
Cajal, de Menéndez Pelayo, de Albéniz, de Benavente y de García
Lorca expresan, entre otros muchos, este prestigio europeo de lo
español que, repetimos, no tenía precedente desde mediados del
siglo XVII." (José María Jover, 1963).
La
expresión "Edad de Plata" remite por tanto a un periodo
en que conviven -con fuerte presencia pública además- escritores
tradicionalmente estudiados en compartimentos estancos, e incluye no
solo a quienes destacaron en el terreno de las letras sino también
de las artes plásticas, la música, el pensamiento o la ciencia. El
propio Jover distingue dos momentos en la denominada "Edad de
Plata":
Un primero coincidente
con la época de la Restauración (1975-1902) caracterizado por un
fuerte impulso del trabajo científico (Cajal, Menéndez Pelayo,
etc.), un afán de europeización (Institución Libre de Enseñanza)
y un predominio de la observación y la descripción en el campo de
la creación artística (novela, pintura).
Un segundo que va
desde 1902 (fecha de la proclamación de Alfonso XIII como rey de
España) hasta 1936. Un periodo en que se mantiene el esfuerzo
europeizante (Ortega), pero en el que la estética naturalista es
sustituida por el impresionismo (sobre todo en música y pintura) al
tiempo que se vive una creciente beligerancia social y política.